El agujero de ozono es, básicamente, un agujero causado por el hombre en la capa de ozono sobre el Polo Sur durante la primavera del Hemisferio Sur. La capa de ozono, que se encuentra en lo alto de la atmósfera, nos protege de los dañinos rayos ultravioleta (UV) que provienen del Sol. Las actividades humanas han abierto un agujero en ella, mediante el uso de gases como los clorofluorocarbonos (CFC) en los aerosoles y refrigerantes, que rompen las moléculas de ozono en la atmósfera superior.
Aunque algunos rayos UV adicionales se cuelan a través del agujero de ozono, su efecto neto es enfriar la estratosfera más de lo que calienta la troposfera. (Más información sobre la atmósfera de la Tierra aquí: https://climate.nasa.gov/news/2919/earths-atmosphere-a-multi-layered-cake/.) Por tanto, este aumento de los rayos UV no puede explicar el calentamiento de la superficie del planeta.
La buena noticia es que muchos gobiernos reconocieron el peligro que suponían los CFC para la capa de ozono de la Tierra, y en la década de 1980 se celebraron acuerdos internacionales y se adoptaron medidas para reducir la producción de CFC. Además, estos productos químicos fueron sustituidos por hidrofluorocarbonos (HFC).
Desde la década de 1990, los niveles de UV en la superficie se han mantenido relativamente estables, y la recuperación del agujero de ozono ha contribuido a que los niveles de UV en la superficie sean menores de lo esperado. Sin embargo, aunque los HFC han ayudado a la recuperación de la capa de ozono, siguen causando algunos daños, lo que hace que la zona se reforme más lentamente de lo que se pensaba. Los agujeros de ozono siguen formándose regularmente en la Antártida.
Aunque los científicos esperan que el agujero de ozono se recupere con el tiempo, todavía hay muchas fuerzas naturales que afectan a su progreso. Por ejemplo, dada la larga vida de las sustancias químicas que agotan el ozono en la atmósfera, el agujero tardará décadas en volver a los niveles preindustriales.
Datos de los satélites de la NASA
Los últimos datos de los satélites de la NASA muestran que nuestra capa de ozono se está recuperando y que un breve resurgimiento de la emisión de contaminantes que agotan la capa de ozono en el este de China no retrasará significativamente el resurgimiento de la capa protectora del «sol» de la Tierra.
En resumen, los cambios negativos en la capa de ozono están siendo compensados por los cambios positivos en el comportamiento humano, permitiendo que la capa de ozono se reforme. El papel que desempeña el propio agujero de ozono en el calentamiento global y el cambio climático resultante es pequeño en comparación con los impactos procedentes de las actividades humanas.