Aunque como clientes nos pueda molestar que existan este tipo de listados y nos ofenda que duden de nuestras intenciones, el punto de vista cambia si somos los empresarios. Los sectores donde mayores índices de morosidad se encuentran es en la construcción y la automoción, aunque lo cierto es que cualquier producto que se pueda pagar a plazos puede convertirse en el blanco de los deudores.
Aunque no hay fórmulas maestras para identificarlos, la mejor forma de evitarse problemas es controlar el riesgo comercial. Conviene analizar la situación financiera del cliente y estudiar su historial de pagos que el cliente haya tenido.
Tampoco está de más clasificar a los clientes por categorías desde el «muy bueno» hasta el de «cobro dudoso». Además, hay que procurar dejarlo todo bien atado y por escrito, tener una factura completa y correcta, y hablar con el cliente sobre descuentos, plazos de pago, forma o plazos de entrega.
DESCUENTO BANCARIO
El descuento es una operación mediante la cual el tenedor de un crédito no vencido obtiene su importe por anticipado. El titular cede su crédito al banco a cambio de que éste le pague el coste total del crédito. El banco, por tanto, tiene que desprenderse de una cantidad monetaria en concepto de un crédito aún no pagado por aquél a quien se otorgó.
Esto, evidentemente, no es gratuito. En función del tipo aplicable, el banco descuenta al tenedor del crédito una cantidad. El descuento se utiliza principalmente para las certificaciones de obra y el de las letras de cambio. Pueden descontarse también títulos-valores.
A diferencia de la línea de crédito, el descuento bancario es otra opción para conseguir financiación por parte de empresas y particulares aunque es más cara ya que salvo en la figura de anticipo de crédito añade el coste del timbrado a los efectos descontados.
CUENTA DE CRÉDITO: INTERESES Y COMISIONES
En la cuenta de crédito la entidad financiera pone a disposición del cliente un límite máximo de endeudamiento, del que éste irá disponiendo en función de sus necesidades. La cuenta de crédito funciona como una cuenta corriente: el cliente podrá disponer, pero también podrá ingresar. De hecho, el saldo puede ser ocasionalmente a su favor.
El banco establece dos tipos de interés: uno que aplica a los saldos deudores, y otro inferior -similar al de las cuentas corrientes- con el que remunera los saldos acreedores. El banco puede admitir que el cliente en ocasiones puntuales pueda disponer por encima del límite autorizado, pero en estos casos le aplicará un tipo de penalización durante el tiempo en que el crédito se encuentre excedido.
Las cuentas de crédito suelen llevar comisiones, destacando la comisión de apertura (entorno al 0,5% del límite concedido) y la comisión por límite no dispuesto (por ejemplo: si se solicita un crédito de 50.000 euros y el saldo medio utilizado es de 30.000 euros, esta comisión se aplica sobre los 20.000 euros restantes).